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“En la pizarra de uno de sus salones de séptimo grado estaba escrita la frase, ‘lo bueno es bueno, aunque no lo haga nadie; y lo malo es malo, aunque lo haga todo el mundo’.

A Luis Fortuño, padre, la máxima le ‘impactó tanto’ que más tarde la incorporaría en la crianza de sus hijos, entonces sin saber que, en política, esa advertencia es imprescindible porque en ese mundo mucha gente insiste en que lo malo no es tan malo si se reviste de común.

El doctor Fortuño dice que él y su esposa Shirley –él siempre habla en plural– optaron por darles a sus cuatro hijos dos cosas: ‘una fe grande en el Señor y la educación mayor que su cerebro y su voluntad les permitiera conseguir’. Ambas metas las da por cumplidas.

Del Gobernador, cuenta que fue un niño maduro y responsable; que marcó la pauta para el resto de la prole y que lo ‘mal acostumbró con el montón de medallas en el pecho que le daban a fin de curso’.

El Gobernador dice que es frugal, ¿usted también?

‘Mi guagua cumple doce años de uso en septiembre...’, afirma el prestigioso dentista, de 77 años.

En su hogar, él aprendió que el dinero se usa para lo más necesario como, por ejemplo, el dinero del terreno que vendió su padre para enviarlo a estudiar a una academia militar en Estados Unidos, aunque aquel terreno se suponía que era para construir su casa.

De la política, el progenitor de Fortuño dice que tuvo contacto con ella por las personalidades que desfilaron por su consultorio, como la familia de Luis Muñoz Marín, de Roberto Sánchez Vilella y otros, con los que hizo amistad.

¿Qué siente cuando critican a su hijo?

Don Luis responde sin vacilar. ‘Yo digo que lo que tenemos en el cerebro es lo que sale por la boca... El que ataca con su verbo es que quiere ser como tú’, expresa el médico, quien tras el retiro se ha convertido en un apasionado de la fotografía y, más recientemente, de las últimas tecnologías cibernéticas que le permiten mantenerse en contacto con su familia.

De su hijo Luis expresa que, como Gobernador, éste debe hacer lo que le dicte el corazón; que Puerto Rico ‘no puede estar en mejores manos’.”

POR PUERTO RICO, ¡FORTUÑO 2012!